102 años del nacimiento de San Juan Pablo II y su Amor a la Virgen de Guadalupe
Cango. Dr. Eduardo Chávez Sánchez
Instituto Superior de Estudios Guadalupanos | ISEG
Mayo 2022
La canonización de San Juan Pablo II causó una gran alegría en el mundo entero. Este 18 de mayo se cumplen 102 años de su nacimiento; alegría para toda la Iglesia que ama y recuerda la vida de este gran hombre quien mostró desde el inicio de su pontificado su inmenso amor a la Virgen de Guadalupe, además declaraba constantemente la gran importancia de todo lo que comprende este gran Acontecimiento Guadalupano, como el hecho histórico que ha dado inmensos frutos de salvación. Desde su primera visita pastoral a México en 1979, fue directo y preciso al hablar sobre Santa María de Guadalupe como la que iluminó el camino de la evangelización. Dijo el Santo Padre en aquella ocasión: “Nuestra Señora de Guadalupe, venerada en México y en todos los países como Madre de la Iglesia en América Latina, es para mí un motivo de alegría y una fuente de esperanza. «Estrella de la Evangelización», sea ella vuestra guía.” Asimismo, para el Santo Padre, Juan Diego cumplió una misión importante en la entrada de este Acontecimiento, decía: “Desde que el indio Juan Diego hablara de la dulce Señora del Tepeyac, Tú, Madre de Guadalupe, entras de modo determinante en la vida cristiana del pueblo de México.”
San Juan Pablo II mostró un aspecto importante al declarar con gran fuerza la perfecta evangelización que nos ha sido donada por nuestra Madre, María de Guadalupe: “Y América, –declaró el Papa– que históricamente ha sido y es crisol de pueblos, ha reconocido «en el rostro mestizo de la Virgen del Tepeyac, [...] en Santa María de Guadalupe, [...] un gran ejemplo de evangelización perfectamente inculturada». Por eso, no sólo en el Centro y en el Sur, sino también en el Norte del Continente, la Virgen de Guadalupe es venerada como Reina de toda América.” El Papa confirmó la fuerza y la ternura del mensaje de Dios por medio de la Estrella de la evangelización; momento histórico para la evangelización de los pueblos, “La aparición de María al indio Juan Diego –reafirmó el Santo Padre– en la colina del Tepeyac, el año de 1531, tuvo una repercusión decisiva para la evangelización. Este influjo va más allá de los confines de la nación mexicana, alcanzando todo el Continente. [...] María Santísima de Guadalupe es invocada como «Patrona de toda América y Estrella de la primera y de la nueva evangelización».” Y desde su primera visita a México, ante los pies de la Virgen de Guadalupe, vislumbró la manera de realizar su Pontificado: “Visité –recordaba el Papa– el santuario de Guadalupe en enero de 1979, durante mi primera peregrinación apostólica. El viaje fue decidido como respuesta a la invitación apostólica en la Asamblea de la Conferencia de los obispos de América Latina (CELAM), en Puebla. Aquella peregrinación inspiró en cierto sentido todos los siguientes años del pontificado.”
San Juan Pablo II durante su vida y pontificado siempre profesó y nos enseñó a profesar el amor y devoción a nuestra Señora de Guadalupe; quien continúa llevándolo en el cruce de sus brazos en el hueco de su manto a la eternidad.